Todo niño sueña con volar. Cierra los ojos, abre las manos, y piensa en tocar las nubes, ser un águila, un halcón, poder desplegar las alas y, simplemente, volar. A medida que la ingenuidad propia de los más pequeños desaparece, ese sueño se desvanece. Solo unos pocos mantienen vivo ese deseo y logran convertirlo en una meta en la vida. Es el caso del protagonista de esta historia, Juan Velarde (19 de septiembre de 1974, Madrid), que a sus 47 años sigue disfrutando como aquel niño que anhelaba surcar los cielos, haciéndolo realidad pilotando a 400 km/h mientras realiza piruetas de todo tipo en todas las partes del mundo.

Lee el artículo completo en la web de Mundo Deportivo.